Hola Willy,
me llamo Sheila, tengo 30 años y trabajo como orientadora escolar en un pueblo de la periferia de Barcelona. No siempre he sido católica, y de hecho durante un tiempo fui contraria a cualquier idea religiosa, pero un día me encontré con Alguien que puso mi mundo al revés. Esto, si quieres, te lo cuento otro día.
No vengo a decir nada respecto a tu ya conocido y polémico Tweet, se ha escrito mucho (a mi parecer, demasiado) y no vengo a tratar de nuevo sobre eso.
Además, leí la carta que te escribió un sacerdote y creo que poco más se podría añadir… Pero me animo y mira… hoy te escribo yo.
Quisiera hablarte sobre tus más recientes (y no menos polémicas) declaraciones en TV3.
Hablas, y este es el punto que me motiva a escribirte y en el que me gustaría detenerme… de Madre Teresa de Calcuta.
Al respecto de ella dices cosas muy poco originales, pero que sin embargo me gustaría comentar contigo.
Dices: «Teresa de Calcuta es una de las mayores criminales que han pisado este planeta en toda su historia.» Personalmente me parece una afirmación un tanto osada, pero sigamos, me intriga saber qué te lleva a pensar eso.
Continúas «Para que ustedes lo sepan, es una señora demente que decía que el mayor honor que podía tener un ser humano, evidentemente solo para los pobres, era morir con dolor como hizo Cristo en la cruz.»
Apreciado Willy, me jacto de conocer el carisma de Madre Teresa más que la mayoría de católicos que conozco, así que vas a permitirme, en este punto, te haga una pequeña corrección. Madre Teresa habla del privilegio que supone acompañar en el sufrimiento a Cristo en la Cruz, habla del privilegio que tienen ella y sus hermanas al poder acompañar a personas que han vivido despreciadas, maltratadas y humilladas (como Cristo) en los últimos momentos de su vida llena de sufrimientos (igual que María, la Magdalena o Juan acompañaron a Jesús en la Cruz, observando silenciosos y, probablemente, rezando a su lado).
Pero diciendo eso no habías acabado, así sigues: «¿Qué quiere decir esto? Que en sus presuntos sanatorios, que en realidad eran mortuorios, lo que hacía era dejar morir sin medicinas, sin analgésicos, sin ningún tipo de alivio a sus dolores para que se murieran retorciéndose de dolor en un colchón de mala muerte porque aquello los iba a acercar a Cristo.»
Verás, he pasado 5 veranos en Calcuta, en las casas de las Hermanas, especialmente en Nirmal Hidray, conocida como Kalighat, la casa de las personas que están muriendo. Willy, ¿has visto morir a alguien alguna vez? No es una experiencia agradable ni en la mullida cama el hospital más lujoso de Barcelona ni en las camillas de casa de las hermanas en Calcuta. Te lo digo porque, por suerte o por desgracia, he visto los dos lados. Muchos sufren, pese a la medicación, otros no, (si se me permite) gracias a Dios.
Te pediría que no mientas a las personas que estaban escuchándote desde sus casas haciéndoles creer que la muerte es menos muerte dependiendo del color de las sábanas. Soy consciente que no lo haces a propósito, sino porque el dolor por algo que desconozco y el rechazo que eso te provoca hacia la Iglesia, te impiden intentar conocer ciertas realidades.
Las hermanas suministran medicinas, analgésicos y atención médica en sus hogares. Disponen de los medios que tienen, y son escasos, pero no alimentan el sufrimiento de nadie. Eso te lo aseguro yo, que he estado allí, y si no me crees, igual que te lo pueden asegurar cientos de voluntarios que pasan por sus hogares cada año. Algunos son ateos, como tú, y quizá su opinión te resulta más válida, aunque no entiendo el motivo.
Me gustaría explicarte algo que viví yo, una mañana de agosto en el verano de 2015 en Nirmal Hidray (Kalighat).
El voluntariado, por las mañanas, dura más o menos de 8 a 13.
Un día, sobre las 12 y cuarto llegó una hermana con dos voluntarios, llevando en brazos un atillo de trapos que olían… no te puedes hacer una idea, jamás he olido ni creo que vuelva a oler nada como eso, era indescriptible, y pese a que han pasado 3 años sigo recordándolo.
Pues bien, en medio de esos trapos sucios, había una persona, una mujer que no debía pesar ni 40kg que las hermanas habían encontrado en una calle de Calcuta muriendo. La recogieron y la llevaron a Kalighat.
Las hermanas, con una delicadeza maternal, lavaron a esa mujer, le pusieron ropa limpia, curaron y limpiaron sus numerosas úlceras y heridas llenas de gusanos y la pusieron en una de las camas, junto a la que una hermana se sentó a rezar tomando su mano mientras esperaban al médico. No habían pasado más de 10 minutos cuando esa mujer murió.
Efectivamente, en ciertos casos no se les da medicación ni analgésicos… pero entiende el contexto, esas mujeres que dan su vida por personas como la que te he contado, no son enfermeras, no son médicos, son religiosas. Viendo a la persona, le dieron la atención que necesitaba, aseo, ropa limpia, una cama, sacar los gusanos que estaban comiéndose sus heridas, una mano amiga… pero muy prudentemente no le administraron ninguna medicación al no saber qué padecía.
No vi, en ese momento, ni he visto en ningún otro de los 5 veranos que he pasado con ellas, el proceder de un delincuente.
Solamente me queda decirte, por no alargarme más…, que si lees esto, sepas que estaré encantada de ser tu guía por Calcuta si algún día te nace cierta inquietud por conocer por ti mismo si la obra de Madre Teresa fue una obra de amor empezada por una pequeña gran mujer, o por el contrario, de «una de las mayores delincuentes que ha conocido la historia».